viernes, 17 de febrero de 2012

Alfonso Medina: rotundamente optimista


Tras varias semanas intentando conversar con el actor Alfonso Medina sin poder lograrlo por sus ocupaciones, decidimos aceptar su invitación: “Tengo que comprar unas cosas esta tarde, ¿me acompañas?” Entre la apretada agenda de grabaciones de la telenovela El árbol de Gabriel y los compromisos navideños, no quedaba otra alternativa.

Así fue como pudimos comprobar el afecto que despierta en el público. Nos encontramos en un popular centro comercial caraqueño, donde fueron comunes los intercambios de codazos entre los transeúntes a su paso, así como numerosas las solicitudes para tomarse una foto con él.

Entre bolsas de compras, regalos y bullicio, finalmente pudimos sentarnos a conversar unos minutos ante unos cafecitos; aunque antes nos aclaró que tras su imagen de hombre público –sonrisas y chistes en abundancia a quienes lo saludan- es bastante reservado y no deja de sentirse algo incómodo ante grabadores y preguntas.

- ¿Cómo llegas al ambiente artístico? ¿Fue una casualidad o te lo propusiste?

- ¡Siempre quise! De chamo yo imitaba a Guillermo Dávila, a Franco De Vita, a todos esos cantantes extraordinarios de los años 80, a quienes admiraba mucho. Tiempo después tuve un amigo que realizaba participaciones en telenovelas de RCTV y le pregunté cómo era eso. Total que me acerqué hasta allá, hice una prueba cuando aún estaba Arquímedes Rivero en la gerencia de Dramáticos y enseguida me llamaron para una pequeña aparición en Rubí rebelde… ¡Con parlamentos y todo! Mi amigo no podía creerlo… (risas) Recuerdo que la prota era Mariela Alcalá, la villana Dalila Colombo y allí conocí a Rosario Prieto, con quien he coincidido varias veces y a quien le tengo un enorme afecto, de alguna manera ha marcado mi carrera.

Tras aquellas primeras apariciones, relata que vinieron altibajos. Por un lado se dedicó a formarse para estar a la altura de los posibles compromisos y decidió estudiar actuación en el Instituto de Formación del Arte Dramático (IFAD) con el profesor Pedro Marcano; pero al cabo de un tiempo se retiró para volver a sus andanzas futbolísticas, su otra pasión. También residió un tiempo en las Islas Canarias, lo cual lo alejó de los escenarios. Unos años más tarde, retomó su vocación por la actuación y comenzó un taller de actuación en el grupo teatral “Reflejo”.

- ¿Cuál fue tu primera gran oportunidad?

- En la telenovela Llovizna, una realización de la desaparecida productora independiente Marte Televisión, escrita por José Simón Escalona, la cual fue transmitida por Radio Caracas Televisión. De allí pasé directamente a esta televisora, donde permanecí por doce años, más el año de Llovizna, fueron en total trece años apareciendo por esa pantalla.

Las telenovelas Trapos íntimos y Viva la pepa lo consagraron en el gusto del público y lo hicieron conocido internacionalmente. Otras de sus telenovelas en la planta de Quinta Crespo fueron Aunque me cueste la vida, Mujer secreta, El desprecio y Toda una dama. Adicionalmente, protagonizó con Roxana Díaz el unitario La señora de Cárdenas (sobre la exitosa telenovela de José Ignacio Cabrujas) y la serie de comedia Esto es lo que hay, junto a Norkys Batista y Rosario Prieto. En 2010 protagonizó junto a Lilibeth y Lila Morillo la miniserie Redención de amor, exhibida en más de 150 países por el canal cristiano internacional Enlace TV.

- También de la mano de RCTV llegó la experiencia de la animación. ¿Cómo llegó la oportunidad de animar?

- A través de un casting. Ya tenían tiempo en eso, y no encontraban a nadie que les gustara. Lila Alvarado me ofreció hacerlo y gustó mi trabajo; pero tuve que esperar antes de recibir la confirmación de que el programa era mío. De los directivos del canal, de José Simón Escalona, quien debía darme permiso para estar a la vez en dramáticos y variedades. Por suerte la respuesta fue positiva y comencé con El resuelve. Tenía muchos nervios, era en vivo, con público en el estudio gigante de La Campiña, con siete cámaras… A pesar de las dificultades, logré salir adelante desde el principio y en poco tiempo ya me sentía cómodo. Luego estuve al frente del espacio de corte culinario Montados en la olla.

- ¿Quieres volver a animar, te hace falta?

- ¡Por supuesto! Quiero volver a hacerlo y sé que lo volveré a hacer.

- ¿Qué tal tu primera experiencia en Venevisión?

- Extraordinaria. Estoy muy agradecido por esta oportunidad y por la confianza que han depositado en mí. El Árbol de Gabriel presenta personajes reales, humanos, que los puedes conseguir en una urbanización, en el barrio.

- ¿Y tu perspectiva sobre el futuro de la televisión venezolana?

- La mejor. Quiero felicitar muy especialmente a Venevisión porque han arrancado con cuatro telenovelas este año y por ahí viene la quinta. También hay que celebrar que Televen entre a competir con telenovelas nacionales y espero que no sea con una sola sino con muchas. Tengo fe en que RCTV vuelva a producir telenovelas muy pronto y además quiero hacer un llamado a canales más jóvenes como LaTele o Canal i para que se atrevan a producir y transmitir dramáticos propios. Tenemos todo para ser una industria muy fuerte y productiva.

- ¿Hay proyectos teatrales?

- Sí. Quiero retomar mi monólogo Cómo acabar con su marido, le tengo mucha fe, es súper entretenido, la paso muy bien haciéndolo. Ya lo presentamos y la respuesta del público fue excelente. Lamentablemente tuvimos que detenerlo por problemas en el equipo, pero tengo fe en que todo se solucione y pronto pueda estar de nuevo en escena y recorrer el país, incluso salir fuera.

- ¿Cómo anda tu vida personal?

- La gente ya sabe que me separé hace un tiempo. Deseo que Susana encuentre a un buen hombre, como yo espero encontrar una buena mujer. El eje de mi vida es mi pequeña Rosaura, “Rosauriña”, como le digo cuando se pone brava. Tiene tres años y estoy centrado en darle valores, fe, una formación cristiana y humana para que tenga la mejor vida posible. Trato de pasar tiempo de calidad con ella y darle todo mi amor y cariño, así como mi hija me lo da a mí.

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